domingo, 3 de mayo de 2009

Las salinas ¿una forma de producir sal, olvidada?

¿Qué mejor para la Madre Tierra, que ocupar uno de sus inagotables recursos que nos proporciona, agregarle trabajo humano y que saliera de ello un bien, que al menos en Chile, lo venía obteniendo nuestros antepasados aborígenes, desde que hay recuerdo y que era apetecido por todos, hasta nuestros días. Haciendo hincapié, hoy, que no había en dicho proceso, ni lo hay ahora, nada que contaminara ni a ríos, mar o aire y que el lugar de faena se transformara como en "la amante" del trabajador, que además es autosustentable y que su mayor producción sólo depende del trabajo humano, del sol, la luna, el mar y sus mareas y el viento?


Sólo esto se me ocurre decir, a modo de resumen, pretencioso por cierto, espués de leer el libro "SAL Y MEMORIA. Los antiguos salineros de Laguna Cáhuil", de las autoras Solange Carrasco y Constanza Lillo, una iniciativa financiada con el aporte del FONDART 2008, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile, un trabajo investigativo realmente importante para lo que significa el visibilizar el trabajo salinero, cuyos conocimientos y saberes estan en el recuerdo de los "antiguos", léase Adultos Mayores, del sector de Laguna Cáhuil.

Trabajo del salinero + trabajo de la Naturaleza = SAL DE COSTA

La ecuación productiva anterior es simple pero efectiva, es real, ha sido probada por muchos siglos, sin embargo, en el presente, como se desprende de la lectura del libro, no tiene la importancia de generar puestos de trabajo con una remuneración adecuada, por lo tanto tampoco tiene una repercusión económica positiva en dicha zona. ¿Por qué ocurre esto?:

"Otro de los temas que sugen al abordar el futuro de las salinas es la falta de apoyo que ven los salineros en los políticos y autoridades de la zona, quienes -a su juicio- están descomprometidos con la realidad que ellos viven y no desarrollan políticas públicas orientadas a fortalecer este sector económico. Manifiestan sentirse solos y desamparados, y piensan que la ayuda que ofrecen los políticos son sólo palabras que nunca llegan a materializarse en hechos concretos. Don Atilio Catalán es claro en este punto al aludir que:
"Aquí los políticos se candidatean y no hacen nada, aquí lo que falta es un industrial que forme una industria, que forme alguna cosa que tenga como entretener al salinero el resto del tiempo. Para que se arme trabajo. Ésos que se candidatean ofrecen de todo a uno, pero ¿que es lo que hacen ellos cuando tienen los votos arriba?: si te he visto no me acuerdo. Pero cuando uno está en las salinas llegan con una cajita (caja con alimentos) engañándolo a uno, pero después de ocho años que están arriba uno no los ve más.

Aquí el salinero es muy poco educado, aquí se formó sindicato, pero para llegar arriba necesita una persona que los represente y que pueda ayudar a los salineros a sacar la sal arriba, a flote. El sindicato voló aquí, antes se entregaba sal al Teniente y por pura política metieron la sal Lobos, la sal de mina del Teniente, porque Radomiro Tomic, que usted sabe fue candidato a presidente de la República, es el que tiene los más grandes salares en el norte.
Es poca la producción, se debería haber exportado sal a otros países. La sal nunca debería de haber bajado su cantidad. El salinero tiene muy poco nivel para llegar donde de tiene que llegar con esas cuestiones, donde tiene que ofertarla al mercado donde tiene que llegar con ellas. Aquí faltan parsonas más capacitadas, que se preocupen de la gente, que entusiasme a la gente, alguien que forme una mediana empresa. Aquí la gente está cada uno para su lado. Están las cosas pero falta gente. Además, que los salineros tienen un problema ahora: es que ellos pescan su salcita y la venden. No como antes que las sal era para una sola persona, pero ahora no, el que tiene más suerte vende más rápido. Cada uno no la vende al precio que le ponga"


El otro tema que tienen que resolver es "En cuanto a la disposición sanitaria surgida en la década del sesenta, dónde se dictamina yodar el mineral, dado el escaso consumo de este compuesto químico en la población, don Atililo Catalán (un salinero) recuerda:
En el año setenta, año del Frei antiguo, no del de ahora, del de Frei Montalva, que entró la cuestión de la sal yodada. Se dijo que tenía que llegar a las panaderías la sal yodada, que tenía que llegar a las dulcerías yodada. Antes esta sal de costa que se producía se vendía e las dulcerías, en los dulces, a las panaderías, a todos lados, pero resulta que esta sal no se mete, ahora es la sal de mina la que se mete, porque dicen que está yodada, pero usted ha probado esta sal de aquí y es mejor que la de mina.....

Otro salinero, don Fernando Soto también señala:
Desde que empezó esa sal de mina, ya la sal empezó a quedarse guardada en graneros y se va vendiendo de a poco. Todavía hay harta sal guardada del año pasado por aquí, porque no hay como venderla.

Esta medida a que hace referencia don Atilio y don Fernando, nace de la necesidad de asegurar en los organismos un porcentaje de yodo de un 95% para el correcto funcionamiento de la glandula tiroides, encargada del crecieiento y de la actividad metabólolica, y de la inhibición del desarrollo de enfermedades relacionadas al bocio. La sal marina, se encuentra bajo esta norma, con un porcentaje de 88%, por tanto fue prohibida para el consumo humano. Esta medida perjudicoó al artesanado salinero y favoreció, por otra parte, al sector industrial que produce la variante salina: la sal de gema o de mina........"

Por supuesto que la solución de tales problemas, no esta sólo a nivel de los políticos de la zona, como se dijo, que corresponde a la comuna de Pichilemu, Provincia del Cardenal Caro, Región del Libertador General Bernardo O'Higgins, sino que también a nivel nacional y por supuesto, como también se desprende del libro, a una mejor asociatividad de los salineros.

Pero estamos seguros, que una actividad, que en un pasado no muy lejano se constituyó en el motor económico de la zona, no puede dejarse de lado, además de todo lo cultural que se desprende de ella.

Por otra parte, lo anecdótico, en la revista Tendencia de Florida Center, en su Nº 37 del mes de mayo 2009, uno de los más detacdos Chefs nacionales, Tomás Olivera, Chef nada menos que del Hotel Ritz-Carlton, de Santiago, "cuenta que la sal siempre será un must en las preparaciones del cualquier cocinero y que, después de probar con bastantes variedades, se ha quedado con la sal traida directamente desde Cáhuil (sal artesanal que se encuentra en la costa de la Sexta Región, cerca de Pichilemu), y con una marca inglesa la Maldon, (producida en el distrito del mismo nombre), que consigue a través de proveedores."

En los primeros días de mayo, que se celebra en todo el mundo el día del trabajador, vaya este pequeño homenaje a todos los trabajadores de Chile y en especial a aquellos hombres salineros, "los antiguos", que con su tesón y las fuerzas de la naturaleza, proveyeron antaño, de la SAL DE COSTA o SAL MARINA, a todos los Adultos Mayores del Chile actual.