lunes, 15 de octubre de 2007

Ciudadanos Olvidados

Colaboración de Sadio Rojas P.

Colegio de Gerontólogos de Chile


El mes de octubre ha sido tradicionalmente dedicado a los Adultos Mayores. Este año será “El mes de los Grandes”. Habrá una campaña comunicacional, programas de radio, actos diversos para recordar que los viejos también son parte de la ciudadanía, de la sociedad y del mundo.

Pero más allá del mes dedicado a los Adultos Mayores, están sus problemas, sus aspiraciones, sus dificultades como grupo etário, como raíces familiares, como individuos... Es esto: son los eternamente olvidados...

El drama de la gente mayor es que, siendo un grupo etário homogéneo –12% de la población nacional– presenta los mismos perfiles socioeconómicos del resto de la población. Los hay acomodados, de ingresos medios (medio alto, medio propiamente tal, medio bajo), pobres y de pobreza extrema. Atender a este grupo –1.600.000 personas– es por tanto una tarea difícil para la sociedad toda y para los gobiernos específicamente.

Los esfuerzos del Estado se han enfocado, como es natural, en los grupos más vulnerables y, en especial en quienes no tuvieron acceso a participar de los sistemas previsionales del siglo pasado.

Pero, desde hace más de una década, nadie ha reparado que existen unos 800.000 jubilados que se pensionaron conforme a la legislación que creó la previsión social en Chile, a comienzos del siglo XX. Estos adultos mayores de hoy deben subsistir con pensiones prácticamente estabilizadas desde 1993, cuando se dio un generoso 1,3% por sobre el IPC.

Y no es que estos jubilados, que obtuvieron pensiones del antiguo sistema, estén en los estratos altos. No. Son pensiones superiores a las asistenciales y a las mínimas, pero nada generosas. Pero son los olvidados. Deben soportar el deterioro que se produce al aumento de salarios –un 26% real en el mismo período– por una parte y al incremento de las pensiones mínimas y asistenciales (alrededor de 50%). Y ellos quedaron justo en medio de ambos actores de presión.

Parece que nadie ha reparado en estos ciudadanos olvidados. Cuando se propone el tema, la respuesta es: “Si estamos legislando para reformar la previsión en Chile...”. No se dice: –¿o no se entiende?– que sus disposiciones tendrían efecto a futuro. El cambio de denominación a “Pensión Solidaria” no les alcanzará. Seguirán viendo el deterioro de su ingreso al levantar el piso formado por las pensiones mínimas y asistenciales. Por otro lado, el “sueldo o salario ético” presionaría desde el vértice superior. No tienen escapatoria. Seguirán siendo olvidados. El destino de lo que en el siglo XX se quiso llamar pomposamente “clase media”.

Hoy, en el ocaso de sus vidas, estos son la “clase olvidada”.

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