#ECONOMÍA
04 DE ENERO, 2018
En 2015 el banco Credit Suisse,
en su Global Wealth Report, reveló que el 1% más rico de la población mundial concentraba igual
riqueza que el 99% restante. Una situación
inaceptable por donde se le mire.
En lo que va del siglo XXI, la mitad del
aumento de la riqueza mundial ha ido a manos del 1% más rico, mientras que el
50% más pobre del mundo solo ha recibido el 1% de esa nueva riqueza.
Las fuerzas de la globalización y el cambio
tecnológico aumentaron la brecha de ingresos y riqueza. Las decisiones de
política de gobiernos de derecha y socialdemócratas, “amigos del mercado”, han
aumentado la concentración con privatizaciones, exenciones impositivas,
flexibilidad y falta de protección al trabajo y a los jubilados y pensionados.
“Trabajemos con los mercados y no contra los mercados”, era la frase antes de
la crisis de 2008, pero esos mercados están cada vez más concentrados, con lo
cual el campo de juego está inclinado más y más a favor de los más ricos, las
corporaciones multinacionales y sus dueños. Como ha ocurrido tantas veces, para
salir de la crisis económica-financiera los países capitalistas avanzados
transfieren los costos de la misma al resto del mundo absorbiendo vía
financiera, comercial o tecnológica los recursos de la periferia capitalista
concentrando aún más los ingresos a nivel mundial.
....
La evasión y la elusión tributaria ha
aumentado y ha sido facilitada por los paraísos fiscales. De las 200 empresas más grandes del planeta, 9 de
cada 10 tienen presencia en paraísos fiscales.
Se estima que la riqueza personal oculta en
paraísos fiscales alcanza una cifra superior al del PIB de Alemania y el Reino
Unido juntos.
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La clave para poner fin a la pobreza está no
solo en el crecimiento económico, sino también en la importancia de reducir las
desigualdades entre los que tienen más y los que menos tienen (el 40% más
pobre).
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